15 de enero de 2014

Estimada Mª José ... recuerda que aunque a veces hay malas experiencias, nunca debes retroceder ni rendirte, quien persevera alcanza.
Joan Busquets i Verges. Exmaqui libertario del Berguedá 28/12/2013
"Muero contento, porque equivocado o no, muero por una idea" Manuel Barreiro dos días antes de ser fusilado 12/3/1939


lunes, 30 de abril de 2012

El 1º de mayo no es el día del trabajo, es el día de la lucha obrera

Los Mártires de Chicago
Por José Luis Zamora
Investigaciones 'Rodolfo Walsh' 1ro de mayo de 2006

Corría el l880, y la Federation of Organized Trade and Labour Union ( federación de organizaciones de sindicatos de trabajo y comercio de EE.UU.), veía la luz. En noviembre de 1884 se celebró en Chicago el IV Congreso de la American Federation of Labor, en el que se propuso que a partir del 1º de mayo de 1886 se obligaría a los patronos a respetar la jornada de 8 horas y, sino, se iría a la huelga.

Las terribles condiciones laborales habían hecho surgir las primeras organizaciones sindicales, como la de los Caballeros del Trabajo, en cuya conducción se contaban muchos anarquistas y socialistas provenientes de Europa, como el alemán Spies. Los sindicalistas reclamaban humanizar el trabajo obrero y mejorar la situación de las mujeres y los niños empleados en las fábricas.

En 1886 se habían lanzado decididamente a lograr la jornada máxima de ocho horas como la conquista principal. Las huelgas de ferroviarios, las reuniones y las grandes movilizaciones obreras eran reprimidas a fuerza de balazos, golpes y prisión. Ese año, el Presidente de los EE.UU. Andrew Johnson promulgó la ley llamada Ley Ingersoll, que establecía ocho horas de trabajo, y por supuesto no entró en vigor. Lo cual da una idea de los fuertes intereses creados del poder político y privado.

La federación resolvió entonces imponer, mediante una Huelga General en todo EE.UU., a partir del primero de Mayo de l886, la jornada laboral de ocho horas, para reemplazar la de 12 o 14 horas diarias, a la que se encontraban sometidos tanto varones como mujeres y niños a cambio de salarios miserables. En marzo, los sindicatos de ebanistas, maquinistas, gasistas, ladrilleros y estibadores de Chicago tomaron al toro por las astas y prosiguieron su lucha apuntando al primero de mayo.

A principio de abril, 35 mil trabajadores de los corrales votaron a favor de la adhesión al paro. Pocos días después, se fueron sumando: albañiles, carpinteros, jugueteros, zapateros, empleados de comercio y tipógrafos.

El movimiento comenzaba a tomar ribetes de gigante. Tan así es qué, para mediados de ese mes, 62 mil trabajadores de Chicago se habían comprometido a realizar el paro y a esa altura de la lucha, 20 mil ya habían logrado la conquista de las ocho horas diarias de trabajo. En los días previos, entre concentraciones la gran jornada se fue instrumentando, además, de reuniones a las puertas de las fábricas, llegando a reunir hasta 25 mil personas. El corazón del movimiento estaba en Chicago, se logró apoyo masivo que como consecuencia significó la paralización de dicha ciudad.

El gobierno, los comerciantes o los industriales temían por las consecuencias de la movilización, por supuesto no por sus organizadores y concurrencia en general, sino porque lograran al fin el propósito principal llevado como bandera de la lucha: la jornada de ocho horas de trabajo.

El primero de Mayo llegó y decenas de miles de trabajadores y desocupados salieron a la calle en diversas ciudades de EE.UU., como Nueva York,, Detroit e incluso Cincinnati.

Pero la nota dominante estuvo en Chicago, la huelga paró casi completamente la ciudad. Llegada la fecha, los obreros se organizaron y paralizaron el país productivo con más de 5000 huelgas.

Numerosas empresas - como la fábrica de materiales Mc Cormick - contrataron verdaderos ejércitos privados para romper las reuniones y asambleas convocadas por los huelguistas.

Consiguieron que se movilizara la Guardia Nacional con más de 1300 efectivos, se aumentaran los cuadros policiales y se fundara un cuerpo especial de represión. La prensa trató los acontecimientos despiadadamente - como el diario Chicago Tribune - arengando a que se colgara “el esqueleto de un anarquista en cada poste”, concentrando su puntería sobre las personas de Parsons y Spies. Mientras, el sábado primero de mayo, por fin había llegado y, una parte de los huelguistas junto con sus familiares se congregaban frente a la planta de Mc Cormick , otros se encontraban en un acto a orillas del Lago Font, en donde Parsons y Spies fueron los últimos oradores. Sobre el final, os obreros despedidos de la Mac Cormik Harvester, se trenzaron en pelea con individuos que se los denominaba “rompehuelgas”. Fue entonces cuando llegaron las fuerzas del "orden" cargando contra los manifestantes, reprimiendo brutalmente a trabajadores, mujeres niños y ancianos, con un saldo de seis muertos y heridos. Por ese motivo, la siguiente asamblea fue realizada al día siguiente organizada por Spies más varios dirigentes sindicales, en protesta por la brutal represión, en un lugar abierto, la Plaza Haymarket.

La reunión había transcurrido sin ningún incidente y en el momento en que se encontraba hablando el último orador, Sam Fieldmen, mientras la gente se dispersaba por la lluvia y apenas quedaban unos cientos de huelguistas, se presentó un destacamento de 200 policías fuertemente armados ordenando a los presentes dispersarse. Fue el capitán quien se dirigió al orador, diciéndole: “En nombre del pueblo del Estado de Illinois, ordeno que se disuelva este mitin inmediatamente”.

De pronto, en el cielo apareció un objeto luminoso que explotó hiriendo a varios, indudablemente se trataba de una bomba y la policía transformó Haymarket en zona de tiro a mansalva. Cientos de huelguistas fueron heridos, varios acribillados, y la sangre tiñó las calles de Chicago. Nadie sabe quien arrojó la bomba. Existen versiones firmes, que señalan como autor del hecho a un provocador de nombre Rudolf Schnaubelt, quien a pesar de ser detenido dos veces, en cada ocasión recuperó la libertad.

Rápidamente se utilizó este acontecimiento para desatar una cacería de brujas en contra de los dirigentes de la federación, en especial aquellos identificados como anarquistas, “los tirabombas”

Parsons había logrado escapar de las redadas, mas luego se presentó voluntariamente. En confesión a un camarada le dijo que “sé lo que estoy haciendo. Sé que me matarán. Pero me resulta imposible estar gozando de libertad sabiendo, como sé, que mis compañeros sufrirán largas condenas o serán ajusticiados, acusados de un crimen del cual son tan inocentes como yo”.

Se clausuraron los periódicos y se destruyeron sus imprentas, allí se editaban los periódicos obreros, se allanaron las casas, locales obreros, y se prohibieron las asambleas y reuniones políticas. Los periódicos señalaron con el dedo acusador a los dirigentes anarquistas, pidiendo para ellos cárcel y horca, nuevamente. El juicio se inició el 21 de junio de 1886, ante el juez Joseph E. Gary.

Dicho proceso fue vergonzosamente manipulado, se los acusó de complicidad de asesinato, aunque nunca se pudo probar relación alguna con el incidente de la bomba, entre otras cosas porque la mayoría de ellos no habían estado presentes en el lugar de los hechos, mientras uno de los dos que sí se encontraba era ni más ni más ni menos que el orador.

El jurado estaba formado por hombres de negocios y un pariente de uno de los policías muertos. El fiscal, sin más, y sin pruebas, aclaró que se acusó a los prisioneros porque fueron los líderes de la jornada, que quien había arrojado la bomba lo hizo fuertemente influenciado por las palabras e ideas de los acusados, solicitando un castigo ejemplar que permitiera salvar las instituciones en peligro.

Los acusados eran ocho:
-Albert Parsons (estadounidense, 39 años, periodista),
-August Spies (alemán, 31 años, periodista),
-Adolph Fischer (alemán, 30 años, periodista)
-Georg Engel (alemán, 50 años, tipógrafo). Louis Linng (alemán, 22 años, carpintero)
-Michael Swabb (alemán, 33 años, tipógrafo)
-Samuel Fielden (inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil)
-Oscar Neebe (estadounidense, 36 años, vendedor)

Todos los alegatos de los acusados resultaron infructuosos. De antemano se encontraban ya condenados. Parsons, quien era un orador elocuente. Activista y destacado dirigente del sindicalismo de Chicago y no era sólo miembro de los Caballeros del Trabajo, sino que también fue fundador del Sindicato Obrero Central, con 12 mil afiliados, dijo en su alegato:

“¡Qué son el socialismo y el anarquismo? - continuó - “Son el derecho del trabajador a tener igual y libre utilización de las herramientas de la producción, y el derecho de los productores a su producto”. Agregó: “Yo soy socialista. Soy uno de los que piensan que el salario esclaviza, que es injusto para mí, para mi vecino, y para mis compañeros. Pero no aceptaría dejar de ser esclavo del salario para convertirme en patrón y dueño de esclavos yo mismo”.

Por su parte, Spies dijo al juez Gary: “Si Ud. cree que ahorcándonos puede eliminar al movimiento obrero, el movimiento del cual millones de pisoteados, millones que trabajan duramente y pasan necesidades y miserias esperan la salvación, si esa es su opinión, entonces ahórquenos. Así aplastará una chispa, pero acá y allá, detrás de Ud. y frente a Ud. y a sus costados, en todas partes se encienden llamas. Es un fuego subterráneo. Y Ud. no podrá apagarlo”.

El nueve de octubre se dictó la sentencia de muerte para Albert Parsons, August Spies, Adolph Fischer y Georg Engel, morir en la horca. Louis Linng, se habría “suicidado” antes en su propia celda.

A Michael Swabb y Samuel Fielden, les fue conmutada la pena por cadena perpetua; a Oscar Neebe, lo condenaron a 15 años de trabajos forzados.

Éste último, relató ante los jueces la condición de los trabajadores norteamericanos en aquella época:

“Vi que a los panaderos de esta ciudad se les trataba como a perros. Y ayudé a organizarlos. ¿Es eso un crimen? Ahora trabajan diez horas diarias en vez de 14 o 16 que trabajaban antes. ¿Es otro crimen? Pues cometí otro mayor. Una madrugada observé que los trabajadores cerveceros de Chicago comenzaban sus tareas a las cuatro de la mañana. Regresaban a sus casas hacia las siete u ocho de la noche. Nunca veían a sus familias y sus hijos a la luz del día. Fui a trabajar para organizarlos. Vi a los empleados de esta ciudad que trabajaban hasta las diez y once de la noche. Emití una convocatoria, y hoy están trabajando sólo hasta las siete de la noche y no trabajan los domingos. Esos son mis mayores crímenes”.

Ante la prensa, la manifestación de un comerciante, resume el pensamiento de la mayoría de los su misma condición, dijo: “Yo no considero culpables de ningún delito a esas gentes, pero se les debe ahorcar. Yo no les tengo miedo. Oh, no. Es el esquema utópico de unos cuantos maniáticos filantrópicos, que hasta resultan agradables. Pero lo que sí considero que debe ser aplastado es el movimiento obrero. Si se ahorca ahora a estos hombres, Los Caballeros del Trabajo nunca más se atreverán a crearnos problemas”.

Relato de la ejecución
El 11 de noviembre de 1887, los cuatro anarquistas condenados a muerte subían al cadalso. Luego, más de medio millón de personas asistieron al cortejo fúnebre.

"...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas plateadas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos...

Abajo la concurrencia sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... plegaria es el rostro de Spies, firmeza el de Fischer, orgullo el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita que la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora...

Los encapuchan, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos cuelgan y se balancean en una danza espantable..."

Cuando el verdugo bajó la máscara sobre el rostro de Parsons, su voz retumbó: “Se me permitirá hablar, hombres de los Estados Unidos? Déjeme hablar, alguacil Mattson. Que se escuche la voz del pueblo...”

Y trató de continuar, pero se soltó el muelle que sujetaba la trampa del cadalso y su cuerpo quedó pendiendo en el vacío.

Irónicamente, pasado más de un siglo, esas conquistas obreras son revertidas por gobiernos y multinacionales sin disparar un solo tiro, y sin tener que llevar al cadalso a nadie para su ahorcamiento. Ahora, todo es más sutil, los sindicatos están a disposición del mejor postor, traicionando los mandatos y olvidando las luchas y el sacrificio personal de quienes, desde el aciago 1886, se les conoce como “los mártires de Chicago”.

miércoles, 25 de abril de 2012

IV Aniversario del Parque de la Memoria

IV Aniversario del Parque de la Memoria, 12 de mayo. Sartaguda Nabarra
El acto dará comienzo a las 12:00 con intervenciones de las diferentes asociaciones que acudan al acto, en el mismo habrá música y poesía.
A las 14:00 en el bar de las piscinas tendrá lugar la tradicional comida. Precio 20 €.
Para apuntarse a la comida es necesario hacer el ingreso en la cuenta de la Asociación Pueblo de las Viudas de CAN 2054 0129 31 9133445380, el resguardo de abono será el ticket para la comida, se pueden hacer varias comidas en un solo resguardo.
Anotar el nombre de la persona que hace el ingreso, último día para apuntarse el 7 de mayo. La organización se reserva el poder cerrar el plazo antes o después de la fecha señalada. Ni que decir tiene que hagáis la máxima difusión de este evento, a vuestros contactos y si podéis impriendo el cartel y colocándolo en los sitios de constumbre de vuestra localidad.

Homenagem a Portugueses mortos pelo franquismo durante a Guerra Civil


Se celebrará o 12 de maio de 2012 en Monçao (Portugal) a partires das 15 horas.

Para confirmar a asistencia: memoriaguerracivil@usc.es  ou no teléfono 981813598

Agardando velo o próximo 12 de maio, reciba un cordial saúdo,

Proxecto de Investigación "Nomes e Voces"
Edificio Monte da Condesa, s/n 2º andar
Campus Sur
15782-Santiago de Compostela
Teléfono: 981813598

Querella Argentina: Genocidio franquista

La Querella Argentina: Genocidio franquista, que se tramita en el Juzgado de la Doctora María Romilda Servini de Cubría, fue presentada ante la Justicia Argentina el 14 de abril de 2010. Responde al principio de Justicia Universal, el mismo en el que se basó la Justicia del Estado español, a través del Juez Garzón, para juzgar los delitos de Lesa Humanidad o de Genocidio cometidos en la Argentina, así como también en Chile a Pinochet.

El mecanismo básico, dirigido a cualquier persona que pueda testimoniar de un delito de desaparición y / o asesinato de alguien durante la dictadura franquista, consiste en responder a este correo, indicando la voluntad e identidad de las personas que deseen denunciar dicho delitos. Yo, como persona encargada de recopilar todo tipo de adhesiones a esta querella, contactaré con los dos abogados argentinos que están llevando la causa en el Estado Español, Carlos Slepoy y Ana Messuti, que operan como abogados de los querellantes, pues son ellos quién coordinan y operan como apoderados de los querellantes. Y dado que la Jueza federal argentina, Servini de Cubría, tiene la intención de desplazarse al Estado español a finales de junio, y tiene la intención de desplazarse, tanto a la embajada argentina en Madrid, como a los consulados argentinos que hay en el Estado, para tomar declaración a todas las personas que decidan sumarse a la querella, lo único que habría que hacer, por parte de cualquier persona que manifieste su intención de unirse a la querella, sería RELLENAR y FIRMAR el impreso que se adjunta (antes del 1 de junio de 2012), y, cuando venga la Jueza Servini a Galicia (sería a Vigo que es donde está el consulado argentino), se verá la mejor manera de organizar el traslado de las personas querellantes a dicho consulado o a cualquiera de los otros lugares que piensa visitar la Jueza Argentina.El impreso que se adjunta consiste en un escrito, indicando la identidad de la persona querellante, y una breve descripción del delito del que la persona querellante es testigo. A este escrito, si había habido, deberá acompañarse todo tipo de documentación (evidentemente fotocopiada, nunca los originales) qué poda enriquecer la descripción del delito a denunciar. Fotos, documentos judiciales, etc. Pero si no había habido ningún documento, pues pasaría nada.

Pero, si tienes la intención de participar con tu testimonio en este proceso de denuncia del franquismo, no tienes que viajar a Argentina. Puedes hacerlo desde tu casa, contestando a este correo, o llamando al teléfono 645029338 (preguntando por Rubén, y preferiblemente por las tardes, por razones laborales). Es muy importante esta denuncia, ya que luego de 40 años de dictadura, y de 35 de impunidad, no puede ser que aun sigamos caminando sobre los huesos de personas asesinadas por el régimen dictatorial de Franco, no puede ser que nuestra democracia no cierre de una vez esas heridas abiertas por el franquismo. Ya basta, ya llegó la hora de reclamar VERDAD, JUSTICIA y REPARACIÓN para todas las víctimas del franquismo.

Aguardando por vuestras testigos, recibid tod@s un fuerte abrazo.

Rubén Afonso Lobato (tfno.645029338 - tardes), Secretario de la Comisión por la Recuperación de la Memoria Histórica de la Coruña.

P.D.- Por favor, re-envíen este correo a todos vuestros contactos. Muchas gracias.

domingo, 22 de abril de 2012

Instalados los rótulos de las calles de los fusilados de San Lorenzo

Las familias de los fusilados de San Lorenzo queremos mostrar nuestra satisfacción por la instalación de los últimos rótulos en calles del antiguo municipio de San Lorenzo, con los nombres de nuestros familiares asesinados por las fuerzas franquistas.

Los cinco de San Lorenzo ya tienen otro espacio para la memoria y la dignificación de su lucha por la democracia y la libertad, que junto con el monumento en el Parque de La Mayordomía, supone un excelente logro en esta lucha sin tregua de tantos años de nuestras familias, desde aquel triste 29 de marzo de 1937 a las 4 de la tarde, cuando fueron fusilados en el Campo de Tiro de La Isleta en Las Palmas de Gran Canaria.

75 años después su ejemplo tiene más sentido que nunca, en unos graves momentos de vulneración de derechos sociales y laborales, donde la clase trabajadora sufre una de las mayores agresiones de su historia reciente, víctimas de políticas neoliberales de un gobierno al servicio de las grandes fortunas, con una reforma laboral que pretende instaurar un nuevo sistema de esclavitud y unos recortes sociales que afectan a la mayoría de nuestro pueblo.

Los Cinco de San Lorenzo luchaban por lo mismo que hoy luchamos tantas personas en todo el planeta, entregaron sus jóvenes vidas en una época de caciquismo, de persecución de las ideas, de extrema pobreza, en unas islas en manos de terratenientes y una oligarquía sanguinaria, que después del golpe de estado fascista se ensañó con todas las personas que defendían la justicia y la libertad, asesinando, fusilando y desapareciendo en pozos, simas y cunetas a más de 3.000 canari@s, en una zona del estado español donde no hubo resistencia a la sublevación militar.

Las generaciones futuras sabrán de esta brutal represión y de la lucha por la democracia de estos hombres, cuando vean el monumento del Parque de La Mayordomía, la Plaza de Tenoya con el nombre del Alcalde de San Lorenzo, Juan Santana Vega (Juan Machado), las calles con los nombres del Secretario Municipal, Antonio Ramírez Graña, el Inspector Jefe de la Policía Municipal, Manuel Hernández Toledo y de los sindicalistas vinculados a dicho Ayuntamiento, Matías López Morales y Francisco González Santana.

Ahora nos queda acercar a nuestros familiares más mayores a cada rótulo, para aunque no se lo crean vean los nombres de sus padres, tíos y abuelos. Personas humildes, obreros, trabajadores, no políticos, ni caciques, ni terratenientes, ni militares golpistas. Gente humilde que por su trabajo honrado y lucha sin tregua por la libertad, han conseguido el enorme honor de tener una calle en su memoria.


Ex presos políticos del franquismo declaran ante la justicia argentina

Cuatro miembros de La Comuna viajan a Buenos Aires con denuncias de víctimas y nombres de responsables de delitos cometidos durante la dictadura

En la foto: Miembros de La Comuna, en Madrid. FERNANDO SÁNCHEZ
Público - PATRICIA CAMPELO Madrid 21/04/2012 Apenas unas horas antes de coger un avión rumbo a Buenos Aires, miembros de la asociación de ex presos políticos del franquismo La Comuna se reunieron esta mañana en Madrid para explicar el contenido de la documentación que van a incorporar a la querella interpuesta hace dos años en Argentina. El próximo lunes y martes, cuatro integrantes de este colectivo prestarán declaración ante María Servini, la jueza encargada de la investigación de los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de Franco.

Los miembros de La Comuna llevan a los juzgados bonaerenses más de 50 testimonios y documentación de víctimas y represaliados políticos. Carlos Slepoy, uno de los abogados impulsores de la querella en Argentina, acompaña en este viaje a los militantes antifranquistas Sabin Arana Bilbao, Josu Ibargutxi, Manuel Blanco Chivite y José María Galante. "El objetivo es colaborar para lograr el fin de la impunidad en España", aclara Slepoy. Para ello, el abogado argentino espera que esta causa alcance una dimensión aún más internacional y sea apoya por tribunales de otros países. "En virtud del principio de justicia universal, los crímenes contra la humanidad deben ser perseguidos por cualquier tribunal de cualquier país y con independencia de cuándo se cometieron los delitos", argumenta Slepoy, y añade que en Argentina, hace años, parecía que nunca iba a pasar nada y hoy hay "más de 270 condenados y 850 procesados" de la dictadura (1976-1981). "En España no es cierto que todos los responsables hayan muerto. Hay muchos vivos, sobre todo de las dos últimas décadas del franquismo", añade.

Uno de los siguientes pasos en el transcurso de la querella será la visita de Servini a España a finales de junio, momento en el que la jueza tomará declaración a víctimas, visitará fosas comunes y avanzará en sus investigaciones. También, está previsto que a lo largo del año los tribunales argentinos emitan las primeras órdenes internacionales de arresto y se llame a declarar a los responsables de los delitos perpetrados durante la dictadura. "Sabemos que todo esto va a despertar furibundas reacciones", augura Slepoy, a la vez que espera que se sigan sumando testimonios a la causa abierta.

Identidad de los torturadores
Cerca de una veintena de nombres de funcionarios de prisiones, de jueces que actuaron en procesos que determinaron penas de muerte, miembros de tribunales que ejercieron al margen de la justicia, del ejército, de la policía y de la Guardia Civil integran los listados de responsables solicitados por la propia jueza, y que la asociación La Comuna ya tiene identificados.

Aun así, los expresos siguen encontrando serias dificultades para acceder a sus expedientes completos. José María Galante, más conocido como ‘Chato', denuncia que el ministerio que dirige Jorge Fernández Díaz no abra esos archivos: "Los nombres de quienes te denunciaron, de quienes te torturaron y la forma en que se fraguó todo está en el ministerio de Interior y no tenemos acceso a ello". ‘Chato' adelanta que incluirán esta circunstancia en la querella argentina. "En este país, Interior puede hacer lo que quiera sobre mi expediente y yo no puedo verlo", lamenta.

Las razones del cerrojazo de algunos archivos las explica Galante en la continuidad de ciertas prácticas que perviven desde los años del franquismo. "La judicatura española es un estercolero porque asumió toda la basura que tenía la dictadura. La misma gente permaneció en las instituciones perpetuando actitudes", opina. Así, Galante hace un paralelismo entre la muerte de la joven Mari Luz Nájera -a quien le cayó un bote de humo utilizado por la policía durante una protesta estudiantil en enero de 1977- , y el fallecimiento, el pasado 9 de abril, del joven Íñigo Cavacas a consecuencia del impacto de una pelota de goma lanzada por la policía. "No hablamos de historia, es algo que tiene mucha actualidad", concluye.

Lucha contra el fascismo
Reivindicar la legitimación de la resistencia que hicieron ante el franquismo y distanciarse de la imagen de delincuencia con la que el régimen trató de invisibilizarles es la base de las demandas de los expresos y represaliados políticos. Por ello, la nulidad de las sentencias es un paso fundamental en el camino de la reparación. Manuel Blanco Chivite explica que de lo único que eran culpables fue de luchar contra el fascismo. "Y eso es algo de lo que estamos muy orgullosos, antes y ahora", enfatiza.

La anulación del proceso que condenó a muerte a su hermano es la principal aspiración de Flor Baena, hermana de José Humberto Baena, uno de los cinco último fusilados del franquismo, el 27 de septiembre de 1975. "No quiero compensaciones económicas, sólo que se anule el juicio y se limpie el nombre de mi hermano", escribe Flor Baena en una carta dirigida a la jueza Servini y leída esta mañana en el centro social del edificio de Tabacalera, en el centro de Madrid. "Llevo tres décadas esperando unas disculpas, ¿cuánto más debo esperar?", se pregunta.

Las hermanas de Salvador Puich Antich firman otra de las cartas que los expresos llevan a Argentina y en la que relatan sus sensaciones en las semanas previas al asesinato de Salvador, el 2 de marzo de 1974 a garrote vil en la cárcel modelo de Barcelona. "Cada viernes la familia se reunía acongojada esperando que Franco ratificase su pena de muerte en el Consejo de Ministros". Las hermanas de Antich consideran que la justicia española "está enquistada y nunca se enfrentará a nuestra historia".

Los miembros de la Comuna regresarán el 3 de mayo y anuncian que seguirán peleando. "Lo hacemos por nosotros mismos y por los que lucharon a nuestro lado. No fuimos delincuentes. Era una causa justa y no podemos olvidarlo", concluye Blanco Chivite.

Junto a La Comuna, ya son cerca de una decena las asociaciones que se han sumando a la querella presentada en Argentina el 14 de abril de 2010 encabezada por Darío Rivas, hijo del alcalde de Castro Rei fusilado en 1936, e Inés García Holgado, sobrina de desaparecido.

Memoria de bombas y niños

Se cumplen 75 años del bombardeo de Gernika. Los supervivientes se salvaron por los numerosos refugios repartidos en el pueblo. El asalto se saldó con 153 muertos y muchas familias exiliadas

El País - Almudena López 21 abril 2012
De aquel bombardeo sobrevive el recuerdo de los niños. Es una memoria inocente, que mezcla juegos, carreras, explosiones y llamas. Aquellos niños son hoy abuelos y supervivientes de lo que sucedió el 26 de abril de 1937 entre las cuatro y las seis y media de la tarde en Gernika, cuando aquella localidad vasca fue aplastada por las bombas y arrasada por el fuego en el que fue el primer gran ensayo de un bombardeo a gran escala sobre una población civil. Durante 75 años han ejercido de testigos vivos de aquel episodio, como si la vida se detuviera en aquella fecha y no les hubiera permitido hacer otra cosa que envejecer para contarlo. Y, a pesar de todo, Andone Bidagueren todavía enrojece cuando se le pide por enésima vez que cuente lo que vivió aquella tarde. “Todavía me acaloro, no lo puedo evitar”, se reprocha.

El lunes 26 de abril de 1937 corría el rumor de que el mercado iba a ser bombardeado. Desde días atrás se hablaba en el pueblo de esa posibilidad. Ese día, la madre de Andone, como de costumbre, se levantó temprano para ir a vender leche al pueblo. Sobre las cuatro de la tarde volvió a casa. Hacía calor. Mientras descargaba las marmitas de latón, las sirenas empezaron a sonar. “Cada uno tiró por su lado. De mis seis hermanos, tres nos fuimos a la ría. Pensamos que sería el sitio más seguro”. En el agua permanecieron muchas horas, más de las que duró el bombardeo. Allí estuvieron hasta que anocheció. “Del miedo no sentíamos frío”, recuerda Andone. Así hasta que sus padres les gritaron que regresasen a casa: “Si vuelven los aviones que nos maten a todos juntos”, dijo su padre.

Los aviones alemanes e italianos que atacaron Gernika dejaron el pueblo completamente devastado. De los 6.000 habitantes, la mayoría se marchó con lo puesto por miedo a nuevos ataques y porque en el pueblo la mayoría de las casas y negocios quedaron completamente arruinadas. Bidagueren fue de las pocas vecinas que no huyó. A la mañana siguiente, regresó a la panadería donde trabajaba elaborando levadura y ese día coincidió por primera vez con Angel Santos Bareño, el hijo del dueño. Ella tenía nueve años y él siete más. Doce años después de conocerse se convirtieron en marido y mujer. Andone nunca se marchó de Gernika.

Para otros vecinos, aquel bombardeo significó un exilio. A Javier Alberdi (9 años) y a Luis Iriondo (14 años) el destino les obligó a un largo peregrinaje que duró varios meses, un periplo forzoso por Bilbao, Santander y algunas ciudades de Francia. Un año después regresaron a Gernika con la ciudad ocupada por las tropas franquistas y la guerra sin terminar. Desde entonces no han abandonado el pueblo, junto a otros 200 supervivientes más.

Algunos no volvieron. Como Francisco García San Román (7 años) y sus dos hermanos. Los tres hermanos viven en Guipuzcoa y no quisieron vivir más en el pueblo en el que nacieron. Aún así, mantienen un vínculo especial con Gernika, y el próximo jueves acudirán a los actos que se han organizado para conmemorar la efeméride.

¿Cuántos quedan vivos? Las cifras que se barajan no permiten ser precisos a la hora de conocer quienes siguen con vida, aunque se sabe con exactitud que en 1937 ninguno de estos supervivientes había alcanzado la mayoría de edad. Este año, y para conmemorar el 75º aniversario, un grupo de ocho historiadores que han constituido una asociación denominada “Los cronistas oficiales de Gernika” ha actualizado los datos. Han contabilizado 153 muertos, aunque creen que podría haber siete más. Este grupo de cronistas se encarga de recopilar la documentación del pueblo. Su principal fuente es la memoria de estos octogenarios porque las 5.771 bombas, la mayoría cilíndricas, de tres palmos de largo y fabricadas una parte con piedra y otra con hierro, provocaron que todo Gernika ardiera en llamas.

Los supervivientes aún recuerdan que sobre el humo negro de las llamas destacaba un polvillo blanco que convirtió todo el pueblo en una bola de fuego. Era el fósforo con el que rellenaron las bombas. Se quemaron las fotografías de la mayoría de vecinos y todos los documentos que se guardaban en el archivo notarial, en el registro civil y en el de la propiedad. Las tres fábricas de armamento fueron los únicos edificios que quedaron intactos. A día de hoy solo uno de esos inmuebles sigue en pie a las afueras del pueblo.

Pese a que la ciudad fue duramente golpeada, los habitantes de Gernika supieron como reaccionar ante los ataques de los proyectiles y ello posiblemente salvó muchas vidas. Aparte de los refugios privados que cualquiera podría haber improvisado en casa, el Ayuntamiento había mandado construir siete públicos. Esas obras y los rumores previos que anunciaron durante días la inminencia de un bombardeo explica que, a pesar de la devastación, no se produjera una cifra demoledora de víctimas.

Los vecinos habían aprendido que cuando los guardias izaran las banderas en lo alto del monte y las campanas doblaran con golpes secos, era el momento de ponerse a salvo. “Por instinto, eché a correr al monte junto a mi primo. No paramos hasta que llegamos a la ermita de Santa Lucía, que se encuentra a kilometro y medio del centro del pueblo. Cuando acabó el bombardeo, fuimos a casa de una de una de mis tías. Unas horas más tarde apareció mi madre", cuenta Javier Alberdi, emocionado en la casa del jubilado. Es la hora del café y le acompaña su mujer, Estibaliz Bidaguren, que entonces tenía seis años. Ella no conserva tantos recuerdos. “De las pocas cosas que me viene a la memoria es que le echaba la culpa a mi padre. No entendía nada de lo que había pasado”, rememora Estibaliz. “Era una niña y no entendía nada”, sonríe.

A Luis Iriondo, el día del bombardeo le pilló un poco más mayor. Justo en el momento en el que los niños cambiaban el pantalón corto por el largo. El día anterior, el domingo, fue el primero en la vida de Luis Iriondo en vestir pantalón largo. Un día especial en la vida de un chaval. “Tenía 14 años y mi madre me dio permiso para ponérmelo”.

Al día siguiente, el lunes de mercado,Luis se encontró solo durante el ataque. Y con el pantalón largo puesto. “Encontré refugio en uno de los cuatro búnkers de la plaza del Ayuntamiento”, recuerda Iriondo. “No recuerdo cuántos éramos. Estaba todo oscuro y apenas podía respirar. Al final nos tuvimos que agachar todos para conseguir algo de oxígeno". Tanto se agobió que en uno de los intervalos salió a la calle y prefirió guarecerse a la entrada del refugio. “Recuerdo que intenté rezar alguna oración, pero el ruido de las bombas me impidió terminar ninguna. Fue muy angustioso”. Luis Iriondo, a sus 90 años, es de los pocos testigos que siguen hoy en activo: da clases de dibujo en Gernika, ciudad a la que le ha dedicado muchas de sus pinturas.

El calendario es el enemigo de la memoria viva. En 2010, la asociación Gernika Gogoratuz, un centro de investigaciones por la paz, editó un libro en el que narraba el testimonio de un total de 22 hombres y mujeres. En estos dos años han muerto ocho. La asociación mantiene contacto con alguno de ellos. A otros, como Miriem Gomeza, les han perdido la pista. “Ya no tienen energía. Sus hijos se encargan de ellos y es más difícil localizarlos”, explican desde la asociación.

A pesar del paso de los años algunos supervivientes prefieren no recordar. A otros tantos la memoría les empieza a fallar, pero Andone Bidaguren irá al cementerio a conmemorar el aniversario. Días antes limpiará y llevará unas flores al mausoleo que se construyó en 1995 para rendir homenaje a las víctimas. “A mis nietos les insisto en que este episodio de mi vida no lo olvido”. Motivos no le faltan. Aunque su pueblo quedó aniquilado tras el bombardeo, aún le quedan motivos para sonreir: “Al día siguiente conocí al padre de mi hijo”.

Nueve noches en San José

Mánfer de la Llera, escritor y activista de la cultura asturiana, ejerció en 1971 el liderazgo de los trescientos pensionistas encerrados en el templo para reivindicar una jubilación digna 
JESÚS MENÉNDEZ PELÁEZ Nunca hasta ahora escribí sobre uno de los episodios más impactantes que he tenido que vivir. Al hacerlo, después de casi cuarenta años, pretendo rendir mi modesto homenaje lleno de afecto y cariño a aquellos pensionistas y jubilados en la persona de Manuel d' Andrés Fernández (Mánfer de la Llera) a quien la Consejería de Cultura dedicó el «Día de les Lletres» del año pasado; lo escrito entonces lo cedo muy gustoso a LA NUEVA ESPAÑA para su publicación y así no se pierda la memoria histórica. Fueron nueve días de convivencia en las circunstancias que voy a relatar.
Lne.e » Gijón           
 
22 de abril de 2012  
l -1. El encierro en la iglesia de San José
Corría el año 1971, época en la que yo pertenecía al estamento eclesiástico como coadjutor de la iglesia de San José de Gijón. El 16 de septiembre, a las seis de la tarde, mientras atendía las visitas que llegaban al despacho parroquial, dos policías de la llamada Brigada Social vienen a verme para poner en mi conocimiento que un grupo muy numeroso de jubilados habían invadido la iglesia de la que yo, en aquel momento, era el único responsable al encontrase fuera de Asturias el Párroco, D. Carlos Díaz y Díaz. La visita de aquellos policías secretas venía a ser una admonición para que les expulsara invocando el lugar sagrado del recinto eclesial. Mi respuesta fue que las iglesias, desde tiempo inmemorial, tenían el derecho de asilo, y que, por tanto, como responsable de la iglesia de San José en aquellos momentos, no solo no les expulsaría sino que les atendería humanamente en lo que yo pudiere.
El contexto de esta actitud reivindicativa por parte de los jubilados y pensionistas hay que situarlo dentro de una larga historia que se remontaba al año 1965, fecha en la que se constituye la Comisión Provincial de Pensionistas de Asturias. Su objetivo era la mejora de la pensiones. Después de los fallidos y largos peregrinajes por despachos burocráticos de las entidades políticas, deciden encerrase en la iglesia de San José de Gijón como escenografía de sus reivindicaciones.
Continúo con el relato. Una vez que se ausentaron los miembros de la Brigada Social, bajo a la iglesia y me pongo en contacto con los representantes de los jubilados, entre los que se encontraba Manuel d' Andrés Fernández, este fue mi primer encuentro con Mánfer de la Llera. Me expusieron sus reivindicaciones, a la vez que me contaban el largo periplo que habían seguido hasta entonces para percibir unas jubilaciones dignas después de una vida laboral llena de sacrificios y expuestos a mil peligros como trabajadores de la mina. Una vez que me percaté de que era un problema sangrante el que les había obligado a tomar aquella decisión, me ratifiqué de nuevo en lo que había dicho a los policías: las iglesias tenían derecho de asilo y, por tanto, nadie les echaría mientras mantuvieran el decoro necesario para poder celebrar los cultos. Así me lo prometieron.
De esta manera se inauguraba el primero de los nueve días que conviví con aquellos jubilados a lo largo de un encierro que convulsionó no solo a las gentes de Gijón y de Asturias, sino de toda España. Debo decir que tanto mi persona como las dependencias parroquiales, escasas e insuficientes, estuvieron siempre a su disposición. Aquellas vivencias aún permanecen con toda su frescura en el disco duro de mi memoria: la imagen de tres centenares de ancianos, algunos de ellos mutilados, durmiendo, unos en los bancos, otros en el suelo, resultaba un espectáculo estremecedor. Así pasaron las nueve noches del encierro. El esquema de aquel vivir cotidiano se convirtió en algo reiterativo. Por la mañana, bien temprano, abrían las puertas de la iglesia, barrían el templo, lo ventilaban para que a las ocho, cuando yo tenía la misa, los fieles que acostumbraban asistir pudieran hacerlo sin mayor incomodidad. Durante el culto guardan total compostura y el mayor decoro. De esta manera se celebraron con normalidad funerales, aniversarios de difuntos y bodas.
Mánfer era mi interlocutor habitual. Él se preocupaba de que todo estuviera a punto para que nadie pudiera echar en falta nada de lo que era habitual en el devenir diario de una iglesia. Asimismo, era el intendente encargado de que todos los jubilados padeciesen las menores incomodidades derivadas de aquellas peculiares circunstancias. Sin pretenderlo él era su líder.
Así transcurrían los días, mientras en la calle la noticia del encierro en San José corría de boca en boca, a pesar de la escasa repercusión en los medios de comunicación ocupados en aquellos días en relatar las actividades de la asamblea de los obispos, reunida en Madrid. La adhesión a las reivindicaciones de los jubilados iba en aumento, de tal manera que aparecen dos nuevos grupos de protesta en las iglesias de San Juan en Mieres y La Milagrosa de Gijón. Recuerdo las visitas que recibían los jubilados de sus familiares y amigos procedentes de las cuencas mineras. La solidaridad con los jubilados era total.
l -2. El violento desalojo
Ante esta situación las autoridades están temerosas por las repercusiones imprevisibles que podrían derivarse de aquel acontecimiento. El delegado del Gobierno en Asturias recibe a una comisión, sin acuerdo alguno. El arzobispo, don Gabino Díaz Merchán, ausente de la Diócesis por la referida asamblea de obispos, una vez llegado a Oviedo, se desplaza también a Gijón para tomar contacto con una comisión encabezada por Mánfer de la Llera. Una visita que a mí, personalmente, me dejó perplejo. Llega don Gabino, me saluda, pregunta por los jubilados, conversa con ellos durante más de una hora, mientras yo estaba sentado en la sacristía esperando su regreso y algún consejo o apoyo, y terminada la reunión con la comisión de los jubilados, se despide de mí y se marcha como había llegado. Yo sólo tenía veinticinco años y me enfrentaba a un problema hasta entonces insólito en la iglesia española. El párroco, don Carlos, estaba ausente, de vacaciones en tierras leonesas, y el arzobispo, Don Gabino, con unos saludos cariñosos y afectuosos, pero sin mediar unas palabras de apoyo o de ayuda, si fuera necesaria. Con posterioridad se lo reproché. La respuesta fue: «Te vi tan tranquilo y dominando la situación que más bien era yo el que necesitaba ser reconfortado».
Pasan los días y se incrementa la solidaridad con los encerrados. La sorpresa se produce el sábado por la mañana, día 25. A las 7,30 horas de la mañana, cuando yo me preparaba para celebrar la misa de las ocho, me viene a buscar el sacristán. Esteban me anuncia que la fuerza pública estaba dentro de la iglesia. Me pongo el traje talar de clérigo y bajo al templo. Efectivamente, la fuerza pública con las pistolas desenfundadas tenía acordonados a los jubilados. Me presento ante la persona responsable que comandaba aquella unidad de asalto (desconozco su graduación por no haber hecho la mili). Con autoritarismo militar me dice que tiene orden de desalojar a los encerrados. Le pido serenidad invocando el lugar sagrado en el que nos encontrábamos, a la vez que le recuerdo el derecho de asilo de los templos y que la única autoridad que podía ejercer aquel derecho era el arzobispo. Le pido que posponga aquella orden, mientras yo intento hablar con el arzobispo. Se pone al teléfono su secretario, don José María Almoguera (q.e.p.d.), y le planteó el problema exigiendo que se me diga si hay o no hay autorización del arzobispo. Inicialmente la respuesta no fue clara y contundente. Yo hubiera deseado que el propio arzobispo se pusiera al teléfono y me aconsejara, pero no. Al final se me dice que el gobernador civil, Mateu de Ros, había comunicado al arzobispo la noche anterior que a la mañana siguiente procederían al desalojo. «¿Hay o no hay autorización del arzobispo?», pregunto yo. Para mí era transcendental la respuesta. «Dedúcela tú mismo», me dice el Secretario.
Con esta información bajo de nuevo al templo. «Sr. Badás, la iglesia no autoriza este desalojo por la fuerza», le reprocho. «Yo traigo la orden de desalojarlos por las buenas o por la fuerza, y así lo haré», me replica. Pido que se me permita dirigirme a los asistentes:
«Queridos hermanos, jubilados y policías: la situación ya la ven ustedes. Hay una orden por parte del gobernador civil de desalojo, incluso por la fuerza. Acabo de ponerme en contacto con el arzobispado, a cuyo titular el gobernador civil le comunicó esta determinación. La iglesia, por tanto, no autoriza un desalojo por la fuerza. Queridos jubilados, yo nos os echo de este templo; durante este tiempo que compartí con vosotros estas estancias me habéis respetado y habéis mantenido el decoro que este lugar sagrado exige y el culto aquí celebrado. Por tanto, yo no os echo de aquí. Queridos hermanos policías: Vuestro jefe trae orden de desalojo incluso por la fuerza; yo apelo a que se tenga en cuenta la situación física de nuestros jubilados, algunos de ellos privados de movilidad; apelo igualmente al lugar sagrado en el que no encontramos. Yo no puedo hacer otra cosa. Que sea lo que Dios quiera».
Terminada mi intervención, el militar que comandaba a la tropa se sube a un banco y dice: «Por tercera y última vez, desalojen la iglesia». Ante este ultimátum, los jubilados se abrazan unos a otros y a los propios bancos en actitud puramente pasiva. El silencio queda roto: «Tropa, ¡a la carga!»
Inmediatamente la policía, con las pistolas desenfundadas, coge los toletes y ¡a la carga!. Se pueden imaginar aquel espectáculo: cerca de trescientos ancianos, unos por los suelos, otros saliendo a trompicones, otros con los rostros ensangrentados. En una actitud puramente defensiva, uno de ellos, Florentino Menéndez, «Florín», cogió un reclinatorio o silla, que estaba al lado del banco, en un intento por cubrirse la cabeza, a modo de escudo, para evitar los golpes. Los policías que le ven, pensando que la podría utilizar para hacerles frente, se abalanzan sobre él. A los primeros golpes, Florín cae por los suelos, pierde el conocimiento y la policía le saca del templo a rastras hasta la plaza de la iglesia. El espectáculo era estremecedor. De ello fueron testigos también don Silverio Rodríguez Zapico, hoy párroco de la iglesia de la Resurrección en Gijón, Oscarín Rodríguez Uría, mi gran amigo seglar, y el sacerdote don José Manuel Gutiérrez Inclán; los dos últimos ya han fallecido. Tan pronto como supe que la fuerza pública estaba en la iglesia, les llamé para que presenciaran y fueran testigos de lo que presumía podía suceder. La conmoción en la calle se respiraba entre los transeúntes que presenciaron el espectáculo.
l -3. Huelga de misas
Conocida la noticia en las distintas parroquias de Gijón, el «grupo del Bibio» (grupo de sacerdotes que solía reunirse a cenar todos los lunes en la llamada Casa de Ejercicios) convoca una reunión de urgencia. Allí, ante los asistentes, relato lo acontecido a primeras horas de la mañana en la iglesia de San José. Este relato fue la base de la nota oficial que al día siguiente publicaría el Arzobispado. Una nota notoriamente diferente a la emitida por el gobernador civil. Las dos eran recogidas por la prensa del domingo, día 26. En esa reunión de El Bibio se toma también el acuerdo de suprimir todas las misas de Gijón, al día siguiente domingo, y hacer una misa concelebrada con todos los sacerdotes en San José. Una singular manera de protestar por la intervención policial y de solidarizarse con los jubilados que habían sido violentamente desalojados.
l -4. Consejo de guerra
Como consecuencia del desalojo, algunos jubilados, como Florín, hubieron de ser atendidos en el Hospital de Cabueñes. Según el protocolo hospitalario en la ficha de ingreso había de constar la causa de aquellas heridas que no era otra que la intervención policial. Y aquí me veo yo implicado por un argumento que se intentaba que pareciese lógico. Según la información de las fuerzas armadas, si la policía había tenido que intervenir, lo había hecho en legítima defensa para repeler la sublevación de los ancianos que habían sido soliviantados por la arenga que el joven sacerdote les había pronunciado. De esta manera yo era, en definitiva, el principal causante de aquel estremecedor desenlace. Y el argumento continuaba. Se había cometido un delito contra la fuerza pública, sometida a la jurisdicción militar; por tanto, era preceptivo un consejo de guerra para castigar a los culpables que no eran otros que los jubilados heridos. Implícitamente yo también estaba involucrado, si bien el concordato entre el Estado Español y el Vaticano me protegía.
Así se incoa el expediente. En principio se pensaba celebrar en Valladolid; sin embargo, con el asesoramiento del gabinete jurídico del arzobispado e invocando el concordato, se solicita que se haga en Gijón. El Cuartel de Simancas será el escenario; la puesta en escena de un consejo de guerra era algo espectacular. Una línea de soldados, con la metralleta en la mano, cercaba todo el edificio. Otra línea de soldados, también con metralleta, circundaba la parte superior del cuartel; desde la calle se abría un pasillo al interior de la sala flanqueado por dos filas de soldados uniformados con la misma indumentaria y arma. En la antesala dos grupos bien distintos y con distinto ánimo esperábamos la cita de un tribunal compuesto por miembros del estamento militar. De una parte los jubilados que habían sido apaleados, acusados de atacar a la fuerza pública; yo en medio de ellos; en frente los policías que, según la acusación, habían sido atacados, acompañados de miembros de la Brigada Social, que actuarían de testigos. El estado moral era bien diferente entre los dos grupos; los jubilados cabizbajos y asustados ante la prepotencia y altanería de los miembros de la brigada social; Mánfer de la Llera, Herrero Merediz, nuestro abogado defensor, y quien esto escribe intentábamos levantar los ánimos. No me avergüenza reconocer que me saltaron las lágrimas ante aquella humillación. Comienza el consejo de guerra. Cuando me toca el turno, la fiscalía trataba de presentar aquellos nueve días de encierro en la iglesia de San José como un desorden sacrílego; defendí a los jubilados con toda vehemencia en mi relato de los hechos a la vez que narré minuciosamente el violento desalojo, auténtico sacrilegio cometido por la policía en las personas de aquellos ancianos. El veredicto del tribunal fue exculpatorio para mí. Sin embargo, a los jubilados les cayó un tiempo de reclusión en hospitales del sur, ya que ni su edad ni su salud permitían un encarcelamiento común.
l -5. Consecuencias
La primera consecuencia de un hecho de aquellas características en 1971 era pasar a ser sospechoso y formar parte de los archivos policiales; mis frecuentes salidas en aquella época al extranjero tropezaban siempre con la petición del pasaporte. Cada vez que lo solicitaba el comisario me sometía en su despacho, delante de un cónclave de policías secretas, a un extenso cuestionario de los motivos que me impulsaban a trabajar en parroquias o universidades de Francia o Alemania.
Pero aquella vivencia me granjeó la amistad de muchos de aquellos jubilados. Mientras permanecí en la parroquia de San José con frecuencia me venían a ver con Mánfer de la Llera a la cabeza. Si me los encontraba en la calle me paraban y, si iban acompañados de sus nietos, me presentaban como un héroe que los había defendido. Ellos consiguieron mejorar sus retribuciones. Al día de hoy creo que ya ha fallecido la mayoría o quizá la totalidad de aquellos casi trescientos jubilados con quienes conviví durante nueve días en la iglesia de San José.
Nunca escribí nada sobre este hecho; nunca lo presenté como un aval para colocarme una medalla; lo hice por un compromiso cristiano con la justicia y por mi condición entonces de sacerdote. Hoy, más de cuarenta años después, aquellas vivencias permanecen con toda su frescura en el disco duro de mi conciencia. Mi recuerdo tiene que ver con Mánfer de la Llera con quien, hasta su muerte, me unió una excelente relación dentro del mayor respeto a las diferencias que cada uno de nosotros teníamos sobre el hecho religioso. También lo hago por su hijo Ramón d' Andrés, primero, alumno, y ahora compañero del Departamento de Filología Española. De no ser por ello jamás habría escrito nada sobre uno de los episodios más impactantes que he tenido que vivir.

jueves, 19 de abril de 2012

Caravana de proyeccion​es del documental "No darse por vencido"

(Duración 1h30/ Versión en castellano)       
(Seleccionado en Francia en los Festivales Internacionales de CINEMED de Montpellier, TRACES DE VIE de Clermont-Ferrand y CHAMP-CONTRECHAMP de Lasalle).
SINOPSIS:
Republicano exiliado en Bobigny (afueras de Paris), desde 1960, Daniel Serrano lucha a sus 91 años por rehabilitar la memoria de su hermano Eudaldo, fusilado en 1941 tras la guerra civil española. A pesar de las reiteradas peticiones e iniciativas de Daniel, la figura de su hermano, teniente de alcalde del Frente Popular de la Torre de Esteban Hambrán, aún no ha sido reconocida en este pueblo toledano, donde el ayuntamiento socialista se niega además a cambiar los nombres de calles y edificios públicos que, aún hoy, ostentan una toponimia franquista. El recuerdo de ese hermano cuyo cuerpo sigue hoy desaparecido, remonta poco a poco a la superficie al hilo de los objetos que Daniel comenta o de las reuniones en las que participa. Un universo mental se esboza hecho de yuxtaposiciones y deslices entre la España de 1936 y la de nuestros días, en la que numerosas reticencias frenan aún el restablecimiento de la memoria que este anciano custodia. Cansado de recibir tantas negativas y exasperado por la pasividad de las autoridades españolas, Daniel decide finalmente actuar por su cuenta. Su lucha es ante todo el combate de un hombre solo en el umbral de la muerte que pese a a la crisis ideológica del momento, los pactos de silencio y de olvido que caracterizan la España contemporánea ha decidido no darse por vencido.
REPARTO:
DANIEL SERRANO RECIO, JULIA SERRANO SERRANO, ACACIA CONDES, ELADIO MARTIN, EMILIO SILVA, Presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), EMILIO SALES ALMAZÁN: Presidente de la federación de Toledo de los Foros de la Memoria Histórica, LUDIVINA GARCÍA ARIAS: Presidenta de la Asociación Descendientes del Exilio.

DIRECCIÓN, GUIÓN, IMAGEN, SONIDO: SUSANA ARBIZU Y HENRI BELIN
MONTAJE, ANIMACIÓN, ETALONAJE: MAURICIO HERNÁNDEZ
MEZCLA SONIDO: MIKEL PIQUERO
PRODUCCIÓN: JEMMAPES
PRODDIRECTORA DE PRODUCCIÓN: MARINA GALIMBERTI

La caravana No darse por vencido pasó por las sigueintes ciudades:
- SANTANDER: Sábado 14 de abril
- LOGROÑO: Martes 17 de abril
- VITORIA-GASTEIZ:  Miércoles 18 de abril
- VALLADOLID: Jueves 19 de abril, 20h.

Pendiente de proyección
- TALAVERA (Toledo): Viernes 27 de Abril a las  19:00 h. Intervendrá Daniel Serrano Recio, protagonista fundamental de esta historia, los directores  Susana Arbizu  y Henri Belin y Emilio Sales Almazán. 

LUGAR:   Biblioteca Municipal “José Hierro”. Av. de Toledo (Talavera). 
             
Para cualquier pregunta o si te interesa organizar una proyección:

Las traiciones personales de Franco

De César Alcalá
Hay una idea muy extendida según la cual el conjunto de militares sublevados el 18 de julio de 1936 era un bloque ideológicamente compacto junto a Franco en defensa de una idea tradicional de España y del régimen político que debía gobernarla.

La realidad fue muy distinta ya que, desde poco tiempo despúes de finalizada la guerra, militares de prestigio que lucharon en el bando franquista como Gonzalo Queipo de Llano, Luís Casado, Rafael García-Valiño, Juan Yagüe, José Enrique Varela, Juan Bautista Sánchez y Alfredo Kindelán, entre otros, manifestaron sus reticencias a aceptar la institucionalización del régimen en lugar de ceder paso a la restauración de la Monarquía en la persona de don Juan de Borbón.

Lo mismo sucedicó con algunos destacados franquistas de primera hora. Políticos como Ramón Serrano Suñer, Pedro Sainz Rodríguez o Luís Carrero Blanco defendieron la solución monárquica como la salida más razonable a un régimen nacido en un contexto internacional que, a partir de 1945, había cambiado radicalmente. Como explica César Alcalá en este libro, Franco supo jugar muy bien sus cartas con todos ellos para perpetuarse en el poder hasta su muerte.

El autor dedica una atención muy especial a la figura de don Juan de Borbón, a sus aciertos y errores políticos, y a las relaciones de éste con Franco y con don Juan Carlos de Borbón, enormemente deterioradas a partir del momento en el cual el príncipe acepta ser el sucesor del Caudillo en la jefatura del Estado a título de rey.

LA LIBRERÍA DE CAZARABET
c/ Plana Sancho, 17
44564 - Mas de las Matas (Teruel)
Tlfs. 978849970 - 686110069

Acto Informativo: Querella en Argentina

Madrid, 21 de Abril, 11h30 horas. En Tabacalera (Embajadores 53, Metro Embajadores)

El próximo día 21, en Tabacalera (Embajadores, 53), organizamos un acto informativo sobre la personación en la Querella de Buenos Aires.

La Comuna está citada los días 23 y 24 de abril para comparecer antela jueza María Servini de Cubría que tramita la querella “N.N. genocidio”, presentada ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 1, Secretaría Nº 1.

Esta querella denuncia el genocidio o subsidiariamente los delitos de lesa humanidad cometidos por el régimen franquista y sus autores durante el periodo comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977.

Por primera vez tenemos la posibilidad de personarnos ante ese juzgado argentino a pedirle que nos haga la justicia que en nuestro país se nos niega. Tenemos ya más de cincuenta testimonios documentados de personas que fueron detenidas, maltratadas, torturadas y encarceladas durante aquel régimen de terror.

Presentaremos también casos como los de Salvador Puig Antich, José Humberto Baena, Germán Rodríguez y Andoni Arrizabalaga.

Como nos comprometimos el 21 de enero una delegación de La Comuna viajará a Buenos Aires. Como también dijimos entonces todas y todos podemos y debemos hacer algo contra la impunidad del franquismo.

Os esperamos

Nota de Prensa
Testimonios contra la impunidad
La jueza argentina cita a una asociación de presos del franquismo La Comuna, asociación de presos y presas del franquismo, está citada los días 23 y 24 de abril para comparecer en Buenos Aires, ante la
jueza María Servini de Cubría que tramita la querella “N.N. genocidio”, presentada ante el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 1, Secretaría Nº 1. Esta querella denuncia el genocidio o subsidiariamente los delitos de lesa humanidad cometidos por el régimen franquista y sus autores durante el periodo comprendido entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977.

Formamos parte de la generación que desde los años sesenta resistió a la dictadura, y sufrió por ello el más diverso tipo de represión: tortura, cárcel, exilio y que vio morir a algunos de sus compañeros y compañeras a manos de los sicarios de aquel régimen.

Por primera vez tenemos la posibilidad de personarnos ante ese juzgado argentino a pedirle que nos haga la justicia que en nuestro país se nos niega. Estamos reuniendo centenares de testimonios documentados que ayudan a hacerse una idea de la dimensión de aquella infamia, y algunos de nosotros y nosotras vamos a
presentarlos en Buenos Aires.

Por una nada sorprendente paradoja, la amnistía, que fue la reivindicación política central de las luchas en la etapa final del franquismo, en manos de los legisladores de la transición se convirtió en una auténtica ley de punto final para los crímenes cometidos durante cuarenta años por el más abominable régimen que ha sufrido
nuestro país. Y esa misma ley es hoy la coartada que esgrime el poder judicial español en su defensa cerril de la impunidad del franquismo. Porque en efecto, la Ley 46/1977 de Amnistía que apenas ocupa una página del BOE, en dos apartados de su artículo segundo, hace desaparecer cualquier tipo de responsabilidad por la sangrienta represión sufrida por millones de personas.

Recientemente la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos afirmaba: ”España está obligada, bajo la ley internacional, a investigar las graves violaciones de los Derechos

Humanos, incluidas las cometidas durante el régimen de Franco, y a procesar y castigar a los responsables si todavía están vivos”. La citada Oficina recordaba también que: “España debe derogar su ley de amnistía, puesto que no es conforme con las leyes internacionales de derechos humanos”.

Dicha recomendación, elaborada por 18 expertos de la organización internacional, toma como base el Pacto

Internacional de Derechos Civiles y Político, ratificado por el Estado español en 1985.

Tras esa ley se nos hace desaparecer a las víctimas del franquismo hoy vivas, porque reconocer que hay víctimas implica reconocer la existencia de sus verdugos, y abre la posibilidad de exigirles responsabilidades por sus crímenes contra la humanidad, que los principios de la justicia internacional consideran imprescriptibles. Así se entiende que el aparato judicial, que pasó incólume de la dictadura a la democracia, se oponga con uñas y dientes a la apertura de un proceso en el que está directamente implicado. Nunca mejor dicho aquello de que no se puede ser, a la vez, juez y parte.

domingo, 15 de abril de 2012

Cuando matar seres vivos es una diversión de determinadas clases sociales

En las fotos Juan Carlos de Borbón en una cacería en abril 2012

Muchas plataformas y luchas sociales van encaminadas a la defensa del toro, reivindicando el reconocimiendo del crimen y tortura a un ser vivo por puro placer de sus espectadores. Y no pasemos por alto que los toreros viven psicológicamente inmersos en una "extraña aficción" en la que el alcance "profesional" (para ellos) y el disfrute es matar a un ser vivo, aparte de un modus vivendi, no olvidemos que la tauromaquia es una industria, (con sus subvenciones) de las que viven familias ganaderas (y otros tantos en servicios secundarios, incluidos academias que enseñan a matar al toro) que ya es hora de que se reciclen, igualmente como se les pide a los cultivadores de coca.

Pero no solo los toros son los unicos animales que estan exentos de los derechos de protección animal en los que hay algunas sanciones (minimas para el tipo de maltrato despiadado, muerte, abandono etc.), sino que los animales que sufren la industria de la caza, una diversión de una clase social "muy determinada", curiosamente siempre acabamos por observar que este tipo de falta de valores a la naturaleza derivan de una misma clase social. (podemos incluir delitos ecologicos del tipo de incendios forestales y posteriores recalificaciones del terreno para construir urbanizaciones, contaminacion de ríos por parte de industrias, etc. etc.)

Los animales que son fruto de la diversión de la caza, diversión que práctica en escala de importancia la clase social aristocrata, grandes empresarios, e incluso políticos de cualquier ideología y seudoideologia, ya que es conocido de la opinión pública que políticos de partidos "antiguamente de izquierdas" también disfrutan y se divierten matando animales con una escopeta en los cotos de caza.

Ayer fue noticia en la prensa que el coronado como rey de España por la restauración que el golpistas y sangriento dictador Francisco Franco, al restaurar una monarquia nos lo colocó otra vez de monarca, (eso sí parece que cuando quieren se saltan la famosa lista de sucesión, "¿seria incluso legal ese salto de sucesión?"), legal no deberia ser nada que fue tomado por la fuerza de las armas, pero dado que la base de la jefatura actual del estado español es esta, no es dificil llegar a la conclusión que semejante ley de la jungla nos lleve a ver imagenes como estas, deplorables, ya que sinceramente señor Juan Carlos (lo de señor es un término de cortesia que empleo para todos), no le encuentro la gracia, ni la diversión, ni el orgullo con el que se fotografia ante los cadaveres de animales que a bien seguro no le han hecho ningún mal.

Hace años supimos de sus cacerias de osos en un país del este, creo que sobran las palabras para no poder comprender como alguien puede disfrutar de matar animales.

El gasto economico que la manutención de la familia Borbón acarrea a este pais es cada vez visiblemente más descabellado, ya lo era aunque no se hubiera caído y no nos hubieramos enterado, ya lo es aunque no gastaran en cacerias...

Nos recortan sanidad, educación, nos meten tasas en recursos judiciales, vivienda de protección oficial es una burla al ciudadano, la clase obrera de este país esta para pagar impuestos para mantener entre descomunales nominas de políticos, subvenciones a partidos, subvenciones a la iglesia católica por que ellos lo son y nos obligan a todos a serlo, pero aun también a mantener a una familia que sus funciones no hacen ninguna falta ni el pueblo ha tenido opción de decidir, por que además cuestionar en un referendum sobre monarquia o républica en esta España es más delito que matar seres vivos por diversión.
Lástima de estos paises que organizan estas cacerias, por que sus dirigentes no quieren reciclar el turismo hacia otras actividades verdaderamente de diversión, por que toda diversión que implique la muerte a un ser vivo creo que es obvio no debe ser psicologicamente normal.

Pero al igual que los toros, la caza mueve fortunas de las clases altas y ellos son los dueños de sus vidas y de las nuestras.

Y dado que se especula tanto con los toros y el concepto de arte, dejo aqui la definición de deporte del wikipedia: Deporte

De paso un consejo a los amantes de matar animales por diversión:

-Al campo, a la montaña y a Africa (o donde sea) hay muchas cosas que hacer que no implican apuntar a un animal con un arma de fuego y quitarle la vida.

MJBarreiroLG es
amante de los animales
antimonarquica
y familiar de fusilados por sentencia firmada por Francisco Franco restaurador de la monarquia borbónica

Suscitando interés en:
Eurimaco News Espana
Loquesomos
Mini Min Blog
Alternativeweb

miércoles, 11 de abril de 2012

Celebraciones del 14 de abril


(listado en construcción)
Si tienes información de actos en alguna localidad puedes contribuir a completar este listado informativo

Galicia
A Coruña, Vigo, Ourense, Cangas de Moaña, Marín, Vimianzo (A Coruña), Monforte de Lemos (Lugo), Redondela (Pontevedra, fosa común ofrenda floral)

Valencia
Espinardo, San Isidro, Albatea, Valencia, Alicante (21 abril, caravana y concentración Mercado Central), Camp de Morvedre, Sagunto, Puerto, Les Valls, Puçol, Valencia  día 15 cement., Torrevieja y Campo de Salinas (Alicante), Elche, Valencia día 19, Castelló de la Plana (Passeig  F. Gonzàlez Chermà (Parc Ribalta- La Farola) 18h. Homenatge a Francesc G. Chermà-18.15 h. manifestación)

Euskadi
Castilla-La Mancha
Salamanca, Segovia, Valladolid, Zamora, Soria, Palencia, Miranda de Ebro, Penal de Valdenoceda (Burgos, día 14 homenaje a los presos), León, Bejar (Salamanca)

Asturias

Madrid

Cataluña
Aragón
Andalucia

Murcia

Extremadura

Navarra

Cantabria
Santander

Baleares
Pollença, Porreres (dia 14,12 h., Racó de la Memòria de Porreres), Mallorca, Ibiza, Formentera, Maó

Canarias
Santa Cruz de Tenerife (11 h. frente a Fyffes, 12 h. Manifestación en el Reloj de Flores. 14 h. caravana de coches, barbacoa, zona mercado de agricultor de La Esperanza)

Argentina
Buenos Aires

Francia
París (cementerio del Père-Lachaise tumbas Juan Negrin, y republicanos españoles), Bobigny (calle de los republicanos españoles), Limousin

México
Ciudad de México


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